martes, 20 de marzo de 2018

San Gregorio

Doce inmanencias
exuberadas en blanco,
un opulento tic-tac,
manos abiertas de madre
derramando oro
sobre la circularidad del cuerpo ausente
repelen la estúpida sonoridad
de los turistas.
Algunos entran
y ofrendan sus toses.

La reja significa tanto
que atraviesa cartílagos y huesos.

Ellas se retiran
silentes e ingrávidas.

Quedas a medio camino
una vez más.

Te espera el frío.

A tu espalda
declama un teléfono.

Equívocamente lento
se fragua el adiós.