jueves, 28 de noviembre de 2013

LEYENDO A CÉSAR VALLEJO



 

“Llego hasta mí en avión de dos asientos”

dijo Vallejo, César, el poeta,

con dos aretes puestos y una teta

prendida a la semilla de un pimiento.

 

Si digo que lo entiendo, acaso miento.

No sé si es un demente o un esteta,

un peruano enredado en un cometa

o un arcoíris que se vuelve ciento.

 

Hijo del cuerpo, abuelo de palomas,

niño afiebrado defecando comas,

esposo del morir, novia sin dote,

 

se fugó de la iglesia con las cabras

y se abocó a saborizar palabras
 
con su austera impiedad de sacerdote.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquí estamos.