miércoles, 31 de agosto de 2011

CANDELA



¿Quién abrió el sendero por donde vamos?
La fricción áspera, visión brumosa...
Se adivina una turba estrepitosa
Exhalando los vahos que aspiramos.

Si queremos cantar, desafinamos.
Si pensamos la flor, es otra cosa;
Es la espina invisible y dolorosa
Que callamos, hundimos y negamos.

El sendero no empieza y no termina,
Es cuestión de seguir en la corriente
Al tanteo, a los tumbos, a las piñas.

Sendero que en lo oscuro se reclina.
Sendero expeditivo y eficiente.
Sendero curvo donde matan niñas.

Día del Actor

Eras ya tanto actor, que el escenario
Quedaba estrecho a tus simulaciones;
Estrecho drama, estrechas duraciones
Para tu poderío imaginario.

Hiciste del fingir oficio diario.
Pusiste en claro tus aspiraciones.
Llevaste máscara en habitaciones.
Engañaste al dormir, ¡extraordinario!

Cuando se miente bien, se llega lejos.
Actuar es seducir, no todos pueden.
Estás triunfando sobre los espejos.

Darás la fiesta para los que queden.
Hay cuerpos al costado del camino.
Es la Ley Natural. Es el Destino.

Tenías el futuro preñado en risas

Tenías el futuro preñado en risas
Porvenir abocado a las promesas
Menos hambre, sin guerra, cosas de esas
Tormentas de dolor serían brisas

Porque un tiempo mejor nadaba en prisas
Sembraba flores, escupía cerezas
Multiplicaba bailes y bellezas
Bordaba corazón en las camisas

El Hombre era un prodigio perfectible
Lanzado a la Hermandad en inminencia
Cargado de Bondad y amaneceres

El optimismo era tu fe posible
Era el perfume y la verdad, la esencia
De aquel que eras, pero ya no eres.

martes, 30 de agosto de 2011

ALFONSINA




Ibas a la vida como a la feria
Monedero ansioso a comprar colores
Y sonidos, y tactos, y sabores;
Risueña dentro y en el labio, seria.

Escándalos de amor no son histeria.
Favores por amor no son favores.
Amores sin perder no son amores.
Enfermedad de amor va sin bacteria,

Sin cura, sin alivio, sin remedio.
Un hombre y otro hombre y todavía
Un señor al final, un mar certero

Disparando sus aguas contra el tedio;
Un capullo de muerte y alegría;
El premio que pediste: un compañero.

lunes, 29 de agosto de 2011

Yo que buscaba selva en el desierto

Yo que buscaba selva en el desierto
Y cristales azules en la tierra
Añorando la paz, y haciendo guerra,
Uniendo rosa y bomba en el injerto;

Yo que dormí al nacer, y no despierto
Si no para la nube que me encierra
En sueños de vapor –nada se aferra
En el cielo infinito de lo incierto-

Yo que, como los otros, fui al tanteo
Por un prefigurado laberinto
Del que no sé salir –y se hace tarde-

Me presiento en el borde, casi extinto;
Hago esfuerzos por ver, pero no veo;
Busco donde beber, y el río arde.