jueves, 9 de diciembre de 2010

"Tres generaciones" por el Ballet del San Martín


Ah, la danza,
Estratagema de las almas
Para trepar a los pájaros,
Temblor que anuncia un amorío
De sangre, pies y tierra
Mientras tu cuerpo y el mío
Se van,
Porque son otros.

Seguro hay mil poemas dedicados a la danza, y todos mejores que éste. Pero no estábamos con ánimo de citas. Busquen ustedes, y encuentren. El caso es que viene bien éste simple y de propia cosecha para referir el sustrato poético común a todas las artes, y la tentación de vivir una bella coreografía como si fuera un poema, cuando se puede. Tal el caso de “Tres generaciones” (“Trois générations”) de Jean-Claude Gallota, afincado en Grenoble, Las Galias, recreada en Buenos Aires por el Ballet Contemporáneo del Teatro San Martín, como hiciera años atrás con otra obra suya, “Mammam”, que siempre recordamos con cariño, como a nuestros juegos de niños, que de eso iba la cosa.
De niños viene la cosa otra vez, al menos para empezar, porque este espectáculo, compuesto por el ensamble de tres versiones ligeramente divergentes de una misma estructura, empieza a cargo de ocho niños que estudian en la Escuela del Teatro Colón, asombroso si pensamos lo difícil que se hace ver a los bailarines del Colón bailar, no digamos a los niños que allí se forman. Tremendo esfuerzo de producción cuyos entretelones engorrosos podemos imaginar, si es que no los conocemos por chismes. Cuando estamos pensando “¿Qué me importa lo que venga después, si sabido es que con niños o animales en escena desaparece todo lo demás?”, irrumpen los locales, los del ballet ¿estable?, resignificándolo todo con el apogeo de su potencial y la maestría que han adquirido. Mención especial para Sol Rourich y Diego Poblete, los menos nuevos en un grupo que tanto nombre ha cambiado y cambiará. Y sí, lo hacen mejor que los niños, aunque enternezcan menos, para eso los años traen lo bueno y lo malo; con ellos comprendemos el valor y el esplendor de la plenitud, dure lo que dure.
Llega al fin el turno de los mayores, los pioneros, los que se habrán tenido que quitar el óxido, algunos más que otros, para poder hacer esto. Y entonces, por ejemplo, el exigido solo que vimos en una niña, y luego en una muchacha, lo vemos en una señora que roza los setenta (omitimos el nombre para no pecar de falta de caballerosidad con la mención de la edad). Y en ese punto, muchas sino todas nuestras fantasías y huellas de infancia, juventud y lo que viene después están en movimiento, tiembla el edificio y pensamos que queremos volver a ver la obra una y otra vez.
En el Teatro Presidente Alvear. Termina este domingo.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Sobre "La Fiesta del Chivo", de Mario Vargas Llosa


Dice mi madre, gran lectora, que “La fiesta del Chivo” es la mejor novela de Mario Vargas Llosa. Como no las he leído todas, no me pronunciaré al respecto. Siempre recordando con cariño aquello de “La tía Julia y el Escribidor”, leído en mi adolescencia, donde transcribiendo mentira verdad sus amores intrafamiliares mostraba el narrador cuán poco, al menos en lo que a elección de pareja se refiere, Freud le importaba (ratificado esto por la elección de su segunda y duradera esposa, a quien estos días, con ocasión solemne, le dedicara tan conmovedoras palabras), la corriente del Nobel nos arrastra una vez más a la ribera de las páginas de Mario. Y, luego de recorrer su tercera novela, “La casa verde”, manojo de preciosismos no poco exigentes con el lector (el cambio de personajes, escena y perspectiva es tan constante que un segundo de distracción se paga con el extravío, sea en la selva, sea en el desierto peruano, según donde te toque y según si te das cuenta) pero muy recomendable al fin, le hacemos caso a mamá y nos vamos a una Fiesta, que para eso están.
La acción transcurre en República Dominicana y por ende, no podrás dejar de pensar en Juan Luis Guerra, aunque no tenga nada que ver con lo que te están contando, ni en los negros haitianos que mueren de hambre, cólera y terremotos al otro lado de esa frontera, que ya sí van teniendo algo que ver, aunque tampoco aquí les ha tocado ser protagonistas. Tres líneas de acción que alternan con más comedimiento que los muchos personajes de la novela prostibularia antes comentada al pasar confluyen en un 30 de mayo, día significativo si los hay, no por lo que mis familiares y amigos están pensando ahora sino porque un 30 de mayo, unos cuantos años antes de eso (tampoco tantos), un comando vocacional dio en matar al General Trujillo, dictador que tenían los dominicanos montado desde treinta años antes, amigo en tiempos y hospedador del primer exilio de nuestro General Perón, que todavía Vive, como Evita y Néstor, según leo en profusos muros de Buenos Aires. Entre estos magnicidas vocacionales autoconvocados, la hija de un ministro caído en desgracia que vuelve al país tras años de ignorar a su padre y el propio Generalísimo (tanto como Franco, el que recibió a Perón después), se hilvana una historia tan fascinante de leer cuando te la cuentan como oprobiosa de vivir si en vez de contártela te la inoculan, como nos ha pasado a unos y a otros a lo largo del Siglo XX y del Continente, con las variantes del caso.
Que leer este libro sea tamaño placer, da para pensar muchas cosas. Aseguro que lo es. Y con eso, Vargas Llosa se anota un poroto grande, que no compensa la noble tirria que genera por ser de Derecha, por sus opiniones Gorilas que nadie le pide y porque no sabemos al fin y al cabo muy bien qué es lo que piensa, pero no estamos de acuerdo.
Yo confieso que, dadas las pruebas que este libro aporta acerca de su sensibilidad, su inteligencia, su cultura y su capacidad de trabajo, de haber sido peruano, lo hubiese querido para presidente.
No pudo ser.
Advierto: las escenas de tortura, aunque tan bien escritas, interrumpen el placer.
Si eres alérgico al libro, está la película, producción española dirigida por un sobrino del autor. Yo no la vi, pero pispeé y pude enterarme de que los dominicanos pronuncian muy bien la zeta.

martes, 7 de diciembre de 2010

Sobre la Copla


Debilidades confieso. Algunas. Algunas confieso. Haber, hay muchas.
Tengo debilidad por un tipo de canción española, denominado genéricamente “copla”. Difícil de definir. Acaso se trata de “la” canción española. Claro que desde que España es un Estado autonómico, todo tiende a ir al terruño (no bebas el agua de este río, que es mío), y hoy hay muchos dispuestos a etiquetarla exclusivamente como canción andaluza. Aunque abrevase en la tradición del romance castellano, aunque se desprendiese del cuplé, aunque su más célebre intérprete fuera valenciana, aunque una de las más destacadas fuese argentina. Imperio Argentina, justamente. Que filmó con Gardel. En fin. Para el caso, las primeras coplas que conocí (dos) estaban siempre en labios de mis abuelas, muy españolas y nada andaluzas. Gloria, la navarra, estaba siempre “Compuesta y sin novio” (arrancaba siempre con el estribillo: “por qué no te casas niña dicen por los callejones...”; se hizo famosa en La Pampa años después por el éxito de la película “Las cosas del querer”) y Ángeles, leonesa, cantaba siempre y solamente las coplas de Luis Candelas (bandolero madrileño, por cierto; nacido en Lavapiés, seductor de doncellas y ladrón de toda cosa).
Salteándose la desconfianza añeja que profesan en aquellos pagos amantes de la división muchos del Norte por los del Sur, enviaron un día a Buenos Aires mis tías de Pamplona un cassette, “Canciones de España”, de Rocío Jurado. “Los piconeros”, “La guapa, guapa”, “Limón limonero”, “Antonio Vargas Heredia”... Nada tardé en aprenderlas de memoria. Nada tardó el cassette en empezar a patinar. Y no podías acudir a emule, ares o youtube.
Tardó en llegar Isabel Pantoja con un nuevo cargamento de coplas, y así las tornaban ella también: briosas, dramáticas, histriónicas. Empujando, cascando la voz. No cantaba así mi madre, que tuvo de modelo a Sara Montiel (más bonita mi madre, aunque no me lo crean).
Intentaré aburrir lo menos posible y me saltearé pasos y años en el cuento de mis amores con estos cantares. Todo pasa y todo queda.
Llegó un buen día internet a enterarme de que hay una Radio Televisión de Andalucía, y que tiene como bandera y programa más visto, un concurso para intérpretes del género, “Se llama Copla” (los sábados a las 22:15, hora española; seis y cuarto de la tarde por aquí). Puede verse en directo o por archivo, días después. (http://www.radiotelevisionandalucia.es/tvcarta/impe/web/portada )Va por su cuarta temporada, y conserva mi fidelidad. He visto pasar docenas de artistas. Más mujeres que hombres (70% y 30%, aproximadamente). Y casi todas ellas son también briosas, histriónicas, dramáticas. Folclóricas, con las diversas gracias andaluzas, una de las cuales es quitar eses donde van, ponerlas donde no van, convertirlas en zetas y a las zetas, en eses. Otra muy frecuentada es suprimir otras consonantes, al final de las palabras, de donde, por ejemplo, con el pie caminas, y con la pie’, recubres tu cuerpo.
A lo largo de los años, he defendido mucho en mi país a esas y esos cantantes “raciales”. De este lado del mar, la mayor parte de los escuchas considera que no cantan, sino que gritan. A mí, esa fuerza siempre me movió y me pareció valiosa. Por cierto, buena pena me dio la muerte de Rocío, y el entrevero de Isabel con la corrupción política y los juzgados. Otro tema. Pero, volviendo al hilo, todo hay que decirlo, anoticiado ahora de que en esa bellísima porción del mundo dividida en ocho provincias surgen tantos cantando más o menos así, el valor atribuido, a qué negarlo, se relativiza. Muchos pueden hacerlo, con menor o mayor fortuna.
Hoy encuentro que cantar esas canciones de un modo más modulado, más afinado, más delicado, les aporta mucho. Y, para mi sorpresa, surge dentro de este programa donde los andaluces se regodean en sus inveterados recursos una muchacha que, a mi juicio, lo hace como nadie antes. Oyéndola sólo, te transporta. Pero hete aquí que si abres los ojos, la ves bella, fina, elegante, y con una sonrisa que derrite antártidas.
Es la mejor. Se nota y no se lo perdonan. La atacan porque ríe, porque pronuncia todas las letras, porque no se destempla. La defenestrarían en los foros del programa, donde con buen tino y por primera vez los administradores han dado en suprimir los insultos. Y yo, acaso por sentir que, de la mano de Rafael de León, su poeta principal, este tipo de canción está tan cerca de García Lorca (lo que la hace a mis oídos y para mi entendimiento más bella que ninguna), y de esas perlas populares que han esmerilado los siglos, no puedo dejar de pensar que en esa tierra de gente tan simpática y salerosa un día destrozaron la sonrisa y la voz de Federico. Federico que, como Verónica, también tocaba el piano. Y era fino. Y alegre. Y siempre sonreía.
Andaluces: no maltraten sus tesoros.
Argentinos: hay un tipo de canción prima del tango sembrada de tesoros (yo no me explicaría, sin ella, la existencia de Serrat o de Sabina, por ejemplo) y hay una niña hermosa que la canta como nadie: Verónica Rojas.
De su cosecha:

http://www.youtube.com/watch?v=_M-oDHQFdGU
http://www.youtube.com/watch?v=Od0o1EdeNdE&feature=related

Los del Verso 2011, verano en Mar del Plata

Buenos Aires, Mar del Plata, diciembre de 2010

GACETILLA DE PRENSA
LOS DEL VERSO
TEMPORADA 2010
LA BANCARIA
MAR DEL PLATA


La compañía “los del Verso”, cuyas obras escribe y dirige Mariano Moro, anuncia para su duodécima temporada consecutiva en la ciudad de Mar del Plata, el estreno de la que será, quizá, la más arriesgada de sus propuestas. Se trata de “Jesucristo”, y en el título va el tema.
No será didáctico, no será ideológico, no será propagandístico. Tampoco deliberadamente polémico. Al modo de una pintura, será el retrato vivo en la carne y la palabra, acción y sentimiento de una figura que, además de religiosa, es dramática y poética como ninguna otra.
La humanización de los dioses viene a interrogarnos, y las respuestas no están.
El desafío sólo es para un actor grandísimo, y aquí lo volverá a demostrar: Mariano Mazzei.

Cabe destacar que será la quinta colaboración entre el actor y el autor/ director, con el precedente específico de la obra “Quien lo probó lo sabe” (sobre la vida y la obra de Lope de Vega), aún en gira, a cuatro años de su estreno, con doscientas representaciones, excelentes críticas y abundantes premios nacionales e internacionales.
El estreno de “Jesucristo” tendrá lugar el jueves 30 de diciembre, a las 21:00, en La Bancaria, de San Luis 2069, Mar del Plata, y luego, se sucederán las funciones a lo largo de la temporada los jueves a las 23:00 y viernes y domingos a las 21:00.

Así mismo, en la misma sala, se festejarán los diez años de éxito de la pieza emblemática del grupo, “La Suplente”, con la actuación magistral de María Rosa Frega y funciones los miércoles a las 23:00, y jueves y sábados a las 21:00. Esta pieza tiene una segunda parte, que sí es buena, “Azucena en cautiverio”, e irá los sábados a las 23:00.
La compañía repone también “El mal menor”, su versión del mito de Ifigenia, que irá los viernes a las 23:00. “Una mujer en campaña”, inventario de pensamientos políticamente incorrectos (siempre incompleto) también a cargo de María Rosa Frega (los domingos a las 23:00) y “Porque soy psicóloga”, con Merceditas Elordi, homenaje a las otrora compañeras y profesoras del autor, que irá los miércoles a las 21:00.
Para todas las funciones, el valor de la entrada será de cincuenta pesos, con descuentos a jubilados y estudiantes.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Esplendor en la hierba


Siempre con alguna cana enredada en el viejo cine, nudo reforzado por haber oído anoche a Ana María Bovo relatando fragmentos de películas ("Tanto tiempo...", dos domingos más en "Clasica y moderna") me entregué hoy a "Esplendor en la hierba" (¡introducing Warren Beatty, rezaban los títulos!) donde una no menos que adorable Natalie Wood se abocaba dos veces, con humores bien diferentes, a unos versos de Wordsworth, con los que se me antoja debutar como traductor y versionador de poesía inglesa.

Pésimo, pero entusiasta.

Digamos que casi se logra recrear la rima del original sin bastardear el sentido, y ya es decir.

La calidad queda en el film, y en esa Natalie de ojos tan grandes que el agua nos robó.

Acá van:

"...Aunque nada pueda devolver la hora

de esplendor en la hierba, de gloria en lo que aflora;

no lo lamentaremos, vamos a encontrar

fuerza en lo que hubo que dejar;

en la primera simpatía

que habiendo sido, siempre debería;

en los calmantes pensamientos

que brotan de humanos sufrimientos;

en la fe que mira la muerte y la trasciende;

en los años que traen filosofía a la mente. "


En inglés sonaban mejor... Pero no dichos por mí.

La película: dirigida por Elia Kazan en 1961.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Recuerdo de Almagro



Se nos cumplió un deseo grande: fuimos convocados al fin para presentar "Quien lo probó lo sabe" en el Festival de Teatro Clásico de Almagro. Cinco funciones consecutivas en el Teatro La Veleta, por primera vez incluído en el Festival, gestionado por nuestros ahora amigos del CELCIT, Elena y Luis. Allá estuvimos en los primeros días de julio. Mención especial para Mariano Mazzei, superándose a sí mismo en esta tanda de presentaciones.

Como todo fue demasiado lindo, me permito algo que seguro no lo es tanto. Un romance que ni llega casí a tal por escasez de sílabas en verso, pero que me salió más barato que los souvenirs de la Plaza Mayor, y que dedico a las profesoras Marta Villarino y Graciela Fiadino, pioneras en esto de ir a festivalear por La Mancha, y a quienes, de tanto que les gusta el pueblo, quizá les guste esto también. El cuaderno en que lo escribí, cuando ya volvía, tiene la gráfica del festival y es muy bonito, pero no hay caso, no me sube a internet.


Romancillo de Almagro


Camino camino.

Sonrisa, ventana.

Verano manchego,

la brasa encantada.

Los pozos que buscan

milagros de agua

y a gotas verdean

olivos y plazas.

Camino camino.

Almagro me alcanza.

La plaza bullente.

las casitas blancas.

Golondrinas negras.

Escobas agitadas.

Balcones. Banderas.

Sabor de campanas.

Aromas profundos.

Voces castellanas.

Corral de Comedias.

Don Diego cabalga.

San Bartolomé.

Cruz de Calatrava.

Camino camino.

Almagro. La Mancha.

Los siglos reunidos.

Los sueños de España.



De paso, se lo dedicamos a Almodóvar también, que filmó allí dos películas ("La flor de mi secreto" y "Volver") y a la selección española de fútbol, en cuyo honor, para no robarle público, decidimos demorar el comienzo de la última función hasta una vez terminada la final, contra esos holandeses que tiraban patadas tan feas.

sábado, 27 de marzo de 2010

Rosas colombianas



En ocasión de nuestras presentaciones con “Quien lo probó lo sabe” en Montevideo, quiso Dios, o el Destino, o la gente del Teatro “El Galpón”, que coincidiéramos con Ana María y su “Humor Bovo”. Feliz reencuentro con la estrella de las narradoras. Reencuentro multiplicado, pues, amén del teatro, los desayunos, almuerzos y cenas, también nos tocó cruzarnos por la 18 de julio o por el mercado del puerto. Todo fluyó con la suavidad de una deseada sobremesa cuya cereza fue roja, sí, pero con forma de libro y nombre de flor, “Rosas colombianas”, novela con la que aquí, por ganas y por amistad, pero más que por eso, por el placer que me dio su recién acabada lectura y por prolongar algo el remanente de sabor en boca, me estreno aquí como reseñador.


¡Ana, qué lindo te salió el primero! Tres partes: un matrimonio naufragando, una prima amada que no volverás a ver y la inmersión en el pueblo andaluz de tu abuelo para recuperar algo de lo perdido en clave fértil de intensa poesía. Ardo por acometerte para saber en qué medida, cómo, dónde y hasta dónde has manipulado tus recursos autobiográficos. Te salió más que bien y la curiosidad se despertó insaciable.


El arte que venís puliendo para dar placer contando historias aparece aquí concentrado y da felicidad en cada párrafo. ¿Qué más se puede pedir?


Todos a comprar “Rosas colombianas”, de Ana María Bovo. Emecé. Y a leer, que el zapping y la computadora traen gases.


Para que veas que leí atentamente y que esto no es una tirada de rosas, justamente, hago dos objeciones a Inés, la del cuento: “Amanecí en tus brazos” no es un bolero, es una ranchera, y Doña Concha Piquer no era andaluza, era valenciana, aunque hacía esfuerzos de agitanamiento según las exigencias del repertorio. Al pasar: cuentan que era mala como pocas. Una Pascuala.


Como no hay dos sin tres, me guardo la tercera para la hora esperada en que nuestros pasos vuelvan a coincidir.


Ana: me encantás vos, me encantó encontrarte, me cautiva escucharte y me fascinó leerte, y acá quedamos, esperando la próxima entrega.

Con tan poca distancia, tan poca “disociación instrumental”, como decían los viejos psicoterapeutas, barrunto que mis días de reseña literaria amanecen muy nublados. No entre tus brazos, pero cerca.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Sobre "El mal menor" (Daño colateral, crítica de Adriana Derosa)

Pocas veces, a decir verdad, aunque sea sólo por el hecho de que nosotros hemos estado meses si no años concentrados en ello y ellos vienen a echar un vistazo y como parte de su rutina, los críticos encuentran algo para decirnos de nuestro propio trabajo, más allá de los elogios, que agradecemos, o de las pegas y comentarios insidiosos, que nos quitan el sueño y acrecientan la bilis. Pero tal es el caso de Adriana Derosa, crìtica, profesora de literatura y mujer de teatro también, que siempre nos sorprende con su mirada aguda, sensible, culta y personal.
Habiéndose apartado por propia voluntad del medio gráfico que la tenía agenciada, hago uso del permiso que me diera para publicar su comentario sobre "El mal menor" y lo reproduzco aquí.
Gracias, Adriana.

Daño colateral

Los integrantes de la compañía “Los del verso” han estrenado la obra de Mariano Moro “El mal menor”. ¿Será que a través de los mitos griegos podemos volver a hablar de padres, sacrificios y misiones de vida? No es en vano. El teatro pone una nueva lente para hablar una vez más de costos y ganancias.

No hay actividad más subversiva per se que encontrarse en pleno siglo XXI asistiendo a un hecho cultural desinteresado, quiero decir uno que se lleva a cabo sin fotos para la prensa ni agendas humeantes que concierten citas para el día siguiente.
Quizá, el poder subversivo del arte viva sin ayuda en funciones como esta. Pero si se trata de trastocar y de generar inquietud en el espectador, nada mejor que seguir el camino de destrozar lo esperable, y empujar las expectativas del espectador hasta el sitio en que de deshacen una a una.
Aun no sé si asistir a una función de “Ifigenia en Áulide” de Eurípides sería “programa” para el público veraniego de la ciudad. Pero si advertimos que se pondrá en escena eso que ha salido a flote, una vez que Mariano Moro y la compañía “Los del verso” pusieron sus manos sobre el antiguo mito griego, la cosa cambiará.
¿Quién no ha sido alguna vez el protagonista de una historia que podría llamarse “el mal menor”? Es decir, cuántos de nosotros protagonizamos a diario hechos que nos alejan definitivamente de lo que hubiéramos deseado, pero decimos inmolarnos con “fines superiores”, esos que dejan de tener sentido vistos en perspectiva temporal.
El personaje central es Ifigenia, que debe sacrificarse para lograr que los griegos lleguen a Troya y la batalla tenga lugar. Si no lo hace, la diosa Artemisa jamás concederá los vientos necesarios para trasladar la flota hasta allá. Todos sufren, los padres se destrozan, pero ella decide entregarse mansamente al cuchillo. ¿Un ejemplo?
Ifigenia representa el mal menor, la pérdida reducida al número uno que traerá la gloria a miles, como si las pérdidas fueran cuestión de número. Patriotismo al extremo, “o juremos con gloria morir”.


El proyecto es ambicioso, porque ante tales ejes de acción dramática, Moro sostiene aun la escritura en verso, y la lleva adelante con maestría. Presupone unos actores con la suficiente expresividad como para hacer resonar en el espacio las palabras que construirán la acción con trazos de ritmo.
Por otra parte, la red mitológica ha conformado para la humanidad un entramado de símbolos que atravesaron el curso de los tiempos, y se constituyeron en intocables. Son la concentración de representaciones humanas sagradas para ellos, y casi sagradas para nosotros, que parecían no moverse jamás de su pedestal.
Pero Moro arrasó, y se atrevió a cruzar las líneas de la tragedia y la comedia. Desarmó roles -que con los siglos habían ido construyendo un canon- para someterlos al filtro del sentido común contemporáneo, y desnudarlos de toda protección. El procedimiento exige una dosis de actuación exigida.
Así, María Rosa Frega a cargo de la labor del Coro, y representa a una esclava que hace de hilo conductor clarificador: se pone la obra al hombro con un simple gesto, y es evidente que cuenta con los elementos para llevar la puesta general hacia donde el director espera que llegue. Sus dotes histriónicas le permiten adueñarse de un humor sutil que decora el entramado mítico con habilidad y oficio.
Mariano Mazzei tiene a su cargo la construcción de dos roles antitéticos, no solamente en su naturaleza sino en el registro de la representación, pero puede atravesar el reto con tranquilidad. El es un Menelao complejo y solvente, el que plantea a su hermano Agamenón que Ifigenia debe poner su vida a disposición de la patria, como lo hacen a diario los generales.
Pero además, Mazzei se pone además en la piel de un Aquiles desarmado, delineado con unos trazos gruesos, que recalca una relación homosexual con Patroclo. Aquí, Mariano puede ponerse en juego sin guardarse nada, sin temor al ridículo, y disfrutando del trabajo.
Es importante destacar que la obra permite que el público acceda a una historia compleja desde el lugar de lo sencillo. Y que a través de un humor desopilante arribe al problematizar aquello del deber. ¿A quiénes sacrificamos por cosas en las que solamente nosotros creemos? ¿Son nuestros hijos las peores víctimas de nuestras militancias, de unas líneas de lucha que ellos de ninguna manera han elegido? ¿Cuál es el mal menor? ¿Somos nosotros capaces de establecer cuál es el menos grave de los males, algo así como los daños colaterales de la guerra inevitable? ¿Dónde estamos a la hora de inmolar? Del lado del verdugo, siempre.
Dios nos libre y guarde de nuestros sacrificios humanos cotidianos, porque ni siquiera suenan en ellos los tambores rituales de antaño, si siquiera nos servirán para que la diosa Artemisa acerque las naves a la costa troyana.

Adriana Derosa

jueves, 18 de febrero de 2010

Un soneto para despuntar el vicio

No voy a hablar de premios quizá arreglados, ni de basura mediática, ni de desidia institucional y política, y mucho menos de quienes se nos suben a la espalda y nos quieren cada vez menos mientras los avanzamos en el trayecto...
Voy a compartir un soneto, que, por más malo que sea, está obligado a ser mejor que todo eso.

Murmullos impuros de este café.
Murmullos no son. Esbozos de grito.
Escándalo al fin. El café es bonito.
Esperaba un encuentro que no fue.

Me acompaña el librito que compré
y este tazón blanco, ancho y bajito
sobre el plato, cerca del vasito
brilloso y burbujeante. ¿Para qué?

¿Para qué el teléfono junto al codo?
¿Para qué este soneto en garabato
y para qué la cena concertada?

¿Para beber algo y olvidar todo?
¿Matar el tiempo mientras pasa el rato?
¿Flotar el alma sin pensar en nada?


escrito en el café Corso, Mitre y Colón, Mar del Plata, el 16 de febrero de 2010, entre las 19:30 y las 20:30 aproximadamente.
Ella demorada por sus sobrinos.

miércoles, 27 de enero de 2010

Tras la última clase magistral.

Si en los encuentros anteriores, dedicados a los trágicos griegos, al Siglo de Oro y al siglo XX, puse a prueba su atención y su paciencia ante el embate imparable de la digresión y el desvío en mi discurso, llegamos al zénit en ésta cuarta y última, donde, por ser el tema el pasaje de la autoría a la dirección, y por haberme propuesto ilustrar con ejemplos de mi propia experiencia, fuimos todos algo víctimas de mi natural caótico y de las lagunas que se embeben en mi creciente manantial de dudas acerca de mi pasión constante y principal: el trabajo para la escena. Esto, sin desmerecer la colaboración de los asistentes ansiosos por exhibir el anecdotario de su trato o conocimiento de personalidades del teatro harto más consagradas que un servidor.
Con todo, no puedo sino agradecer las muestras de cariño y gestos de aliento que me han llovido de muchos de ustedes, y también la oportunidad que me dieron de repasar momentos entrañables, en lo bueno y en lo malo, de éste mi camino dramático: mi primer grupo extra-under (los fiambres), el ensayo previo, con forma de varieté, a una obra ("Los sexos se parecen a sus dueños"), mis primeras osadías de gran empaque ("Matarás a tu madre", "Edipo y Yocasta", "La Suplente"...) y la memoria de algún que otro traspié que interpreto hoy como necesario entrenamiento en errores de los que aprender y obstáculos a vencer para probar el mérito y la vocación.
Me despido con un poco de auto-publicidad: los esperan en La Bancaria (San Luis 2069) cinco obras de mi autoría y dirección ("El mal menor", "Una mujer en campaña", "Porque soy psicóloga", "La Suplente" y "Azucena en cautiverio"); en la Nachman del Auditórium y en el Museo del Mar el único texto no mío que hasta ahora he dirigido ("¿Qué quieren las mujeres?", de José Minuchín), y en la librería Fray Mocho (Belgrano 2877) el libro "Seis obras" de Mariano Moro.
Que sea hasta pronto.

jueves, 21 de enero de 2010

Clases Magistrales. Pasó la penúltima.

Hola a todos.
El martes pasado, tras breves referencias al teatro clásico francés y al siglo XIX, planeamos sobre el siglo XX para anclar en García Lorca.
Nos referimos a Oscar Wilde como dramaturgo de estilo y transición, y nombramos a gente como Ibsen, Chéjov, Strindberg, Tenessee Williams, Brecht, Anouilh, Benavente, Camus, Sartre, Beckett, Arrabal, Ionesco, Spregelburd, Daulte... Todos a leer y a ver espectáculos de buena referencia (empezando por los míos).
También pronunciamos a teóricos del teatro como Grotowski, Barba, Kantor, Artaud, Freire, Brook y Lecoq.
De Federico repasamos alentadoras palabras volcadas aquí y allí acerca del teatro. Luego nos sumergimos en Doña Rosita. Pensando en la relación que tiene el romance de la rosa dentro de la obra, y recordando "El retrato de Dorian Gray", los he incitado a imaginar un objeto de arte que pudiera cumplir dentro de una obra de teatro un efecto de paralelismo semejante con trama o caracteres . Además, el granadino nos desafió a "expresar en un personaje la angustia del mar".
Para el próximo y último encuentro, que llevaba por título "Oficio de autor, oficio de director", cuento con atraerlos a un recorrido por mi propia experiencia en la producción de fantasías escénicas, empezando por el principio y terminando vaya Dios a saber dónde. Los incentivo a invitar a todo aquel que crean pueda estar interesado en esto, no importa si no estuvo en las clases anteriores.
El encuentro será el martes 26 a las 18:30 en la Biblioteca Pública marplatense, Sala B, Catamarca y 25 de mayo.
¡Saludos!

miércoles, 13 de enero de 2010

Se fue la segunda. Clases Magistrales sobre Escritura Dramática

Hemos comenzado el encuentro con Segismundo en boca y cuerpo del actor Mariano Mazzei, y la vida amagó con dejar de ser el sueño de Calderón para convertirse en la pesadilla de la bailanta vecina que el histrión tuvo que sobrellevar como música más de figura que de fondo.
Luego nos adentramos en el Siglo de Oro de la mano de Lope y su "Arte nuevo de hacer comedias en nuestro tiempo" (perdón a las chicas de Letras que venían saturadas luego de un seminario de seis meses sobre ese texto, de seguro visto con más luz y erudición que en la torpeza de un servidor).
Lope sugiere allí que el autor:

Acomode los versos con prudencia
a los sujetos de que va tratando:
las décimas son buenas para quejas;
el soneto está bien en los que aguardan;
las relaciones piden los romances,
aunque en otavas lucen por extremo;
son los tercetos para cosas graves,
y para las de amor, las redondillas;


Los he desafiado a leer una comedia española barroca, sea de Lope o Calderón o Tirso o Ruíz de Alarcón o Moreto o... A buscar y reconocer ésas y otras formas poéticas, a ver si están empleadas según el consejo del Fénix, y a atreverse en la escritura con alguna de ellas, para uno o más personajes en situación dramática, quizá los mismos que han esbozado o soñado en nuestro acercamiento al mundo de los mitos griegos.
No lo dije esta vez, pero espero que algo de lo que hablamos los empuje a abrazar la convicción de que aquel soberbio teatro español no es de ellos, sino de todos los que compartimos este idioma.
Pueden repasar métrica española en cualquier sitio de Internet, y acometer, por ejemplo, un relato de vida o situación en buen romance, la forma más natural quizá en nuestra lengua.
Para los que sólo vienen de oyentes, y para los escribidores también, anuncio que en nuestro tercer encuentro, el próximo martes a las 18;30 siempre en la biblioteca marplatense, nos aguardan las dramaturgias del siglo XX, apretándole la mano a García Lorca, salvo viraje intempestivo en la locura del disertante.
Nos vemos.

domingo, 10 de enero de 2010

Clases magistrales, pasó la primera

Clases Magistrales de Escritura Dramática
"Lo que inventaron los griegos"

En la primera clase, abordamos algo caóticamente la tragedia griega.
Para los aplicados, hemos propuesto:

-leer una tragedia, a elección;
-escoger de ella una frase impactante;
-explicitar el contexto de la frase;
-intentar transferir la frase a otro contexto, definir situación y personajes y esbozar su empleo;
-elegir un personaje mítico o un mito griego, hacer dialogar al personaje central con un coro, definir quién o quiénes conforman ese coro, y sus intenciones;
-establecer el paralelismo entre un mito griego y algún personaje de o suceso histórico o contemporáneo, quizá tambièn con alguna otra ficción (dimos ejemplos: Ifigenia/Carlitos Menem; Orestes/Hamlet);
-barruntar que réplica o situación dentro de una tragedia puede tener ribetes humorísticos.

Estos ejercicios son opcionales, puede asistirse a las clases sólo en calidad de escucha.
Quienes deseen que lleve leído algún escrito relativo a estas pautas, puede enviarlo hasta el domingo previo a la clase a losdelverso@gmail.com

Quienes se sumen más tarde al ciclo, o salteen algún encuentro, tendrán aquí atisbos de lo que va sucediendo.
El martes 12 viajaremos al Siglo de Oro.

Saludos!

martes, 5 de enero de 2010

Clases Magistrales sobre escritura dramática

Organizado por ARGENTORES junto a la Secretaría de Cultura de General Pueyrredón, daré estas cuatro clases gratuitas.
Atendiendo a que es enero en una ciudad turística de veraneo, intentaré que sean independientes para no despistar a quien sólo quiera o pueda asistir a una o dos.
Sin embargo, para los que quieran seguir la continuidad de las actividades, si no pueden estar todos lo martes, cuento con publicar aquí las pautas correspondientes.
Los espero.
¡Aprovechen que es gratis!
http://www.florencio.org.ar/01sede_internet/Interior/2009/12-06-09_mdqseminaio.htm

Hoy primera clase o charla o conferencia: "Lo que inventaron los griegos".