jueves, 18 de febrero de 2010

Un soneto para despuntar el vicio

No voy a hablar de premios quizá arreglados, ni de basura mediática, ni de desidia institucional y política, y mucho menos de quienes se nos suben a la espalda y nos quieren cada vez menos mientras los avanzamos en el trayecto...
Voy a compartir un soneto, que, por más malo que sea, está obligado a ser mejor que todo eso.

Murmullos impuros de este café.
Murmullos no son. Esbozos de grito.
Escándalo al fin. El café es bonito.
Esperaba un encuentro que no fue.

Me acompaña el librito que compré
y este tazón blanco, ancho y bajito
sobre el plato, cerca del vasito
brilloso y burbujeante. ¿Para qué?

¿Para qué el teléfono junto al codo?
¿Para qué este soneto en garabato
y para qué la cena concertada?

¿Para beber algo y olvidar todo?
¿Matar el tiempo mientras pasa el rato?
¿Flotar el alma sin pensar en nada?


escrito en el café Corso, Mitre y Colón, Mar del Plata, el 16 de febrero de 2010, entre las 19:30 y las 20:30 aproximadamente.
Ella demorada por sus sobrinos.

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