Si a las cinco de la mañana ocurre
que quiero y puedo
amanecer sereno y abordar el día
fantaseo
con alinear patitos y surcar el lago
porque,
de todos modos,
pataleo.
¡Y que en el plan de Dios hubiera
traer al mundo
cosa tan inadaptable
como esta carne
que en hora tan temprana
se suscribe
a la infantil advocación de un lápiz!
-por cierto, un grillo canta
desde hace varios días
en mi patio-
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