Porque entre vuelo y piedra me descuido
y me queda entreabierta la memoria,
en esta noche de dolida euforia
voy a tener que revisar mi olvido.
Y mañana también, más decidido
para emerger de la fuente ilusoria
y del invierno azul, y de la noria
donde pasé mil noches aterido
contra zurcidos de relente y barro.
Aquí ya no hay salud ni despilfarro.
Aquí nada florece de repente.
Cualquier mano revuelve la cartera
y me roba la llave. No hay manera
de acomodar el cierre.
Pasa gente.
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