Este silencio de pequeña aurora
me tiñe los escrúpulos de verde
y de dorado almíbar, que se pierde
en comisuras rotas a deshora.
Este ver y no ver que me demora
en ondular del áspid que me muerde
y en el guiño abocado a que recuerde
mi mochila entregada y soñadora
me borda tentación en el ombligo,
reja en el corazón, chispa en la frente,
miel en versos que digo y que no digo;
me encarama al espejo de repente,
y hay más vapor que rostro diluido,
hay pájaros, hay sombras, hay olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aquí estamos.