martes, 8 de diciembre de 2020

Jesusa

 Mi perra es de plata

como nube de invierno,

como candelabro

para noches tristes

o leve peineta

de melancolías,

como crucifijos

de almidón y sombra,

como la moneda

de un siglo perdido

(ya vida sin perro

no la compraría)

o la espuma rota

del arroyo fresco,

como las promesas

y las osadías,

lámina escondida

tras de los espejos,

silbo de penumbra,

jazmín apretado

de la compañía

con rumor de iglesia,

donde como un rezo

incide su nombre:

Jesusa, Jesusa...






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