La libertad
es impagable, dije
en un lugar
de mí, mientras hendía
cinceles de
jazmín en mi alcancía
para
sangrar el lodo que me exige.
Ni Marte
sabe hablar ni Venus rige
con agua
clara el transcurrir del día.
Hay un
bordado de esperanza fría
en la tela
del sol, que le corrige
su abuso
del calor. Ríe la Luna
palpando
que Plutón no es un planeta
mientras Júpiter
engarza sus anillos
con polvo
de satélites. Hay una
lenta
resignación de toda meta
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