domingo, 31 de mayo de 2015

Fin de mayo

El otoño derrite mis talones
en silbos de soledad exhaustiva
y pegoteados van, a la deriva
como una hormiga tonta en los renglones.

El progreso disfraza sus mojones
con seda de maíz. El agua viva
de la verdad se desencarna, esquiva
si dulce y verde, como en los melones.

Hay un rumor de autos domingueros
que acompasa la tarde inconducida
insinuando asfaltados derroteros

contra cierta pereza entretenida.
Dejo los libros y procuro el pasto.
Olvido la serpiente en el canasto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquí estamos.