Lobo desentendido de su fauce
urdiendo serenatas en el hielo,
o tempestad, o logaritmo en celo,
o Cristo ahogado en lágrimas de sauce
o río distraído de su cauce
o flores desteñidas para el pelo
o puñal amagado en el consuelo
o risa sin la gracia que la cause,
esto muerde mi dedo en el bolsillo
mientras la luna llena, desprendida,
a cada instante sueña estar más lejos
tras imantar con flecos de su brillo
rebordes de la ilusión precavida
que espera, y calla, y frunce los espejos.
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