Abro los cajones y me muerden
olvidados pálidos naufragios.
Tímidas tormentas bajo techo
son temblor de agrios marineros,
muda inmolación entre los pájaros
de la brusca selva transparente
que nos aprieta contra la lágrima.
Terca vacuidad surge y aflige.
Todo se abruma en la persistencia.
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