Surgió de blanco puro como novia mítica.
No la enfurecía el mosto de tontera.
Con sólo una sonrisa achicharraba gángsteres
y se le despertaba un cerco de magnolias.
-Dame tus rodillas, que besarlas quiero.
-Sólo tengo estas alas- nos dijo,
y va volando
con el efecto súbito imposible
que exhiben en las publicidades
los detergentes.
Así de pronto nuestros dedos rozan
todo aquel bien que nunca
merecimos.
En tiempos de piedad
se llamó Gracia
y encarnó desde el aire
porque sí.
(En la foto, un amanecer de la provincia de Buenos Aires)
lo merece....
ResponderEliminarSi usted lo dice...
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