Pimpollito de azúcar,
espuma franca,
me cuesta mucho soltarte.
Lo que te arranca
me deja solo y desnudo,
me espina el alma.
Si al final tenés que irte,
dame la espalda,
que cuando vas viniendo
tomo la calma,
el aro de tus muñecas,
tu frente blanca,
la fiesta de la sonrisa,
la sal lejana
y el flujo de lo pequeño,
mar concentrada.
Navego lo que navego,
ardo la llama
y mapeo lo que entierro,
aire de alfalfa
o margaritas de campo,
cardos de Atlántida
y sol de reinos antiguos,
de guerra blanda.
El Universo es beso
que nunca estalla.
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