lunes, 3 de diciembre de 2018

Oui, je regrette tout

Llamame al timbre de nuestra ilusión imposible.
Apretá el botón de tantas flores que aspiramos.
¡Parabólica mimesis! Si hasta fuimos ramos
de lánguidos narcisos en perfume sensible.

Antes del griterío de aquella tarde horrible
en la que, si se puede decir, nos separamos,
íbamos al turbio paraíso, como ahora vamos
a una calma serena de soledad temible.

Vos llamá, escribí, gritá, soname la campana,
molestame la noche, bordame la mañana,
alfombrame con hilo pestaña la vereda

pues los trenes que quedan por pasar son escasos
y tiritan de nostalgia, como los dos vasos
en que fermenta dulce la emoción que me queda. 




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