Unas fotos de "Quien lo probó lo sabe" tomadas el año pasado en Jaén por un aficionado inefable fueron excusa para volver a los versos de Lope. No en internet, sino por las páginas de papel biblia, que tanto me gusta, sobre la vieja edición de Aguilar, Obras Escogidas. Con Vega Carpio, imposible tener las obras completas, como uno quisiera. ¿Se acometerá la empresa?
Leer esas palabras, tipearlas y verlas aparecer como si fueran ocurrencia del momento. Qué presente se sugiere el pasado entonces. Casi me parece que Lope anda caminando por la casa.
Y hoy amanecí escuchando a un profesor americano que hablaba de ecos de poemas en otros poemas, de poetas en otros poetas. ¿Inducción? ¿Es cierto entonces que los yanquis lo manejan todo, como podrían creer algunas personas de tendencia paranoide que me rodean, entre ellas las que se indignan cuando se les dice americanos?
Leía también que una novela de Saramago tiene asegurados unos doscientos mil ejemplares vendidos. Son menos que los que habrán visto la película "Felicitas", por ejemplo, sólo acá en el país. Leía también a un mejicano que coincidentemente aparcaba la literatura en pos del cine con una consideración numérica por el estilo.
¿Habrá que dirigir cine?
Ideas no faltan.
Por cierto, suerte la de Saramago, tanta capacidad para indignar a instituciones venerables, con la publicidad que eso le acarrea. Y, ya que estamos en tema, citemos a Machado (Antonio):
"La envidia de la virtud
hizo a Caín criminal;
¡Gloria a Caín, hoy el vicio
es lo que se envidia más!"
(Va de memoria, perdón si no es exacto).
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