Una candela negra se encendía
Y se volvió a decir lo conversado
Y también algo más, algo cambiado.
Lo que no se pensaba ni decía.
Ah, el sueño, ¡el sueño! Frutilla del día.
Infierno repetido y condensado.
Artista insurrecto y desaforado
Que entreteje el temor y la osadía.
Un paraíso gris, encierro agreste.
Una ilusión, un beso, una tortura,
Una verdad fugaz, regusto a culpa
Te chorrea al morder, está en su pulpa.
Nada obedece al fin. Nada es celeste.
Todo está por pagar. Sueño es usura.
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