Tozudamente,
como se contradicen
la noche y el día
en una justa de ritualizados vaivenes,
así mis sentimientos opuestos
se raspan y suceden,
mueren y viven,
en tanto un mismo rostro
forma una larga fila
pronta a escanciarse en mí, como un goteo.
En lo oscuro sin fin, la ausencia resplandece.
Convocan a jugar, y yo deserto,
me asumo condenado a naipes repetidos.
Soplo y que se los lleven las gitanas
para anunciar con gracia los futuros pretéritos.
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