y vos sos un poema caminando.
Tu cuerpo vibra en ritmo y proporción
como el arroyo de la selva fría.
Tu hambre de música se lava un poco
en las congojas y las timideces
como si el cielo dos veces logrado
te hiciera chaparrones de silencio.
Así tu voz parece no arraigarse.
En todo caso, me derrama curvas,
me arroja corazón en cuentagotas.
No acierto a desbrozar las multitudes
ni en la lectura de tus condiciones.
Soy, por error, admiración y estrofa.
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