Caigo tantas veces
como intento erguirme.
Entro en confidencia
con los cardos.
Sobre estampida de hormigas pálidas
desando senderos
de ilusiones perdidas.
Balzac desesmerado,
tardío y frágil,
decanto en siesta pobre
mi comédie humaine.
La sabiduría, como el horizonte,
sabe guardar distancias.
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