El milagro es insistente
pero la juventud era mentira.
Gastamos nuestros amaneceres
como la yerba y el café.
Credulidad excusable.
Fueron insidias del cuerpo.
No cambió de actitud,
es otro.
La piel no era ésta,
ni el cabello.
Trasluce una traición cada contorno.
Sabe Dios qué pasa dentro.
Por fuera, la gracia,
la inminencia
y el desprendimiento.
Cuando el alma desconozca todo,
partirá.
Excelente...! Bravo..! !
ResponderEliminarGracias!
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