Los filósofos exploran
el límite del lenguaje
fabricándose chichones
contra paredes abstrusas.
Solo querías un beso.
¿Un poco pedante? Sí.
¿Eterno angustiado? Sí.
¿Abrupto? ¿Irascible? Sí.
¿Audaz? ¿Admirable? Sí.
A saber si te lo daban.
No pudiéndonos hablar
lo tendremos que callar.
Subimos a ningún sitio
y arrojamos la escalera.
En una playa noruega.
La claridad es un fin
y tus ojos lo sabían.
Hablaban lo que callaban
expulsados de la lógica.
Donde hay pelo no hay certeza.