Una
libertad rosada,
escrupulosa
y tardía
desemboca
en este aparte
de cardos
abrillantados
y jabalís
fugitivos.
Tampoco el
sol me pregunta
si preparo
el desayuno
con
nostalgias, tempestades
o ideas
preconcebidas.
El eco es
algo tramposo.
Quieras que
no, en el rebote
cambia
siempre una palabra
y se
embadurna con polvo
de los
montes que no vemos.
Somos río
de llanura
callado,
marrón y quieto
en apariencia.
Vértigo,
nieves, abismo
no dejan de
ser leyenda
como todo
lo pasado.
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