Fui tanto
la rubia tonta
por que me
quieran un poco
que terminé
por creérmelo
y ahora
mismo me pregunto
en este
lugar difuso
de pétalos
despegados
donde
llegué distraída
si es que
mandaron matarme
o sola me
suicidé.
Sí sé que
cuando fui niña
también me
mató mi madre;
ella me
amaba en el fuego
y yo
lloraba y lloraba.
Luego
encendieron la cámara
y atrás
estaban los hombres.
Me gusta
verlos felices
cuando un
suspiro del suelo
toma el
control de mi falda.
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