jueves, 14 de septiembre de 2017

Caso serio

                        A mi amigo Hernán Abalo

Me piden humorada, gracia, chiste...
Los años me volvieron caso serio.
Cambia colores este ministerio
y tiembla el alma cuando se desviste.

Un punto irónico, claro, resiste:
pudor al límite del improperio
y la perplejidad ante el misterio.
No puede ser, y, sin embargo, existe

una conciencia más allá del duelo
para esta contumacia invertebrada
y la tontera que no se remedia.

Río de mí, y caigo, y me desvelo.
Cansancios, quiebres, ilusiones, nada
que no pueda colarse en la comedia.



Fotografía de Marcela Burlastegui

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