"Te debo las mejores y quizá las peores horas de mi vida, y eso es un vínculo que no puede romperse".
Jorge Luis Borges
El verano me mostró evanescente,.
como todo cuanto arde sin sustento.
Dio a las prisiones de mi pensamiento
son de silencio y ritmo penitente.
En la agonía de un niño inteligente,
en derrames de un árbol ceniciento,
perdido el polen de alba y de contento,
enhebró hilos de ansiedad hiriente
que urden la tela de un otoño seco,
como la sed de Dios o el mar de Marte,
como el recuerdo ajado de los besos.
A nadie ya lastimo cuando peco.
En nada queda el hábito de amarte.
Nunca se extirpa el caos de los huesos.
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