La lluvia flamenquea en el policarbonato,
quizá me llene el patio de andaluces ahogados.
La garra del insomnio me impone su masaje
sobre la marca gris de mis amabilidades
y voy repasando mil asuntos a la vez.
Sabré dejarlos confusos y sin resolver.
Mi cuerpo es pasto seco de ardidas inquietudes.
Escaparé a los libros en enésimo turno
aunque al abrirlos griten que esto ya es abuso.
Que me darán ideas, pero nunca la calma.
Todo cuanto está pendiente seguirá pendiente,
dice la vida, tenaz, absurda y suspendida.
Touché.
Si me habla es que tenemos algo en común.
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