Hay unas flores pequeñas que se abigarran sobre faldones verdeoscuros,
que se encaraman a las rocas, y hasta muerden el mar.
Imperan donde otras ni asomar pudieran
y creen que todo es posible de subsumir bajo color alegre lila.
Yo soy el ignorante que pregunta su nombre.
Ellas saben el mío y lo imprimen en viento.
Confabulan que da miedo
urdiendo una sonrisa
en rugoso derrame.
Noviembre les pertenece.
Merecido homenaje a esas flores tan preciosas
ResponderEliminar¿Verdad que sì?
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