En términos actuales,
el cuento es éste:
Andábamos por el mundo.
Yo te tomaba fotos.
Vos te hacías selfies.
¿De qué me asombro?
Cierto que -con mi cámara,
no con la tuya-
si yo te lo pedía,
me enmarcabas en el paisaje.
Miro ahora esos retratos
y hasta se me adivina feliz.
De eso me asombro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aquí estamos.