domingo, 31 de agosto de 2014

Jeremías


 

 

Sonó cuando no esperada

la palabra fresca, suave

en el reproche amoroso.

Empujaba las manzanas

al filo de la sonrisa

con la voz tierna, envolvente

como de mar entibiado

o alivio para el espanto

cuando los sapos inflados

zaherían los tobillos

y un hato de cucarachas

se infundió venas arriba

-pues corre la sangre siempre

para mal y para mal-.

Daba frazada de nieve

para la noche del fuego.

Hasta cantaban los mártires

cabalgando las campanas,

alborozando las almas

de todos los niños muertos.

La envidia se prosternaba

tras el odio fugitivo.

Un no sé qué de azucenas

o resabios estelares

pululaba en los senderos

de majestad invisible

e inmediatez indudable.

Se urdió en la palabra aquella

la tormenta del silencio.

Un rayo buscó mi frente

antojándose caricia...

 
Y me dejé seducir.



lunes, 25 de agosto de 2014

Cuatro redondillas dedicadas


 al P. Emiliano Pierini

 

 

Suena el timbre. Es la ocasión
de preguntarse quién es.
Con los ojos no lo ves
y sí con el corazón.
 
Firmeza en la pequeñez
aunque se caigan las llaves.
En primavera, las aves
sabrán llegar otra vez.
 
Cuando la puerta se abra
no hay que temer algo malo
ni esperar el gran regalo.
Apenas una palabra
 
pues el regalo quedaba
en un rincón olvidado.
Sin dinero se ha comprado.
Valía más que costaba.
 
 
 
 
 

sábado, 23 de agosto de 2014

Farándula


Cuánta alegría había

por entrar en la ronda

de cintas amarillas,

guirnaldas encendidas,

trompetas y tambores.

Risas amplificadas

y lágrimas artistas.

Murga, pirueta, coro:

escándalo sonoro.

Aplauso, cotorreo,

vanguardia, militancia.

Mucho por conquistar

y poco que temer.

Quizá el fracaso, claro.

Temamos al fracaso

pero no reparemos

en la carpa zurcida,

la ilusión arrugada

y el argumento hueco,

ni tampoco pensemos

que la danza excedida

puede espantar los pájaros

o hacer la tierra estéril.

 

Murga, pirueta, coro:

escándalo sonoro

y al costado, una hoguera

sin fuego ni sustento.

 

Hay un ballet perfecto:

dos pasos, y el silencio.

No se entregan panfletos

cuando arrecia la lluvia.

 

Ayer, en bambalinas

se atascó nuestra fe.

 

viernes, 22 de agosto de 2014

Almafuerte


El corte de la esquiva luminaria,

infinitos cristales en el piso,

lo que no pudo ser, lo que no quiso

mi patria chapucera y prebendaria,

 

la fantasía siempre estrafalaria

que ordena las visiones en un friso,

el corazón rebelde y el sumiso

con la canción del monje y voz de paria

 

empujan torpemente hacia delante

aunque no se haga pie ni haya respiro,

aunque la prisa engarce retroceso

 

porque  bulle el candor del principiante

bajo esta capa usada que transpiro,

y aquí nadie claudica. Sólo eso.




lunes, 18 de agosto de 2014

Evangélico


Perdida por el monte va esta cabra.

No distingue la hierba de las rocas.

Mucho el peligro para fuerzas pocas

sin luz que guíe o senda que se abra.

 

No sabe este hombre la tierra que labra.

Se mezcla el sueño a sus ideas locas.

Una es el hambre para muchas bocas.

El silencio de Dios es su palabra

 

y la escarcha apacienta en los oídos.

Tiembla el fantasma de los tiempos idos

sobre el hilo que teje la quimera.

 

Gime la cabra cuando duerme el hombre.

Bendito quien despierte y quien se asombre.
 
Quien refuta el oscuro y persevera.



sábado, 16 de agosto de 2014

De ayer a hoy


Gente de entonces, se nos tensó el cable.

El equilibrio es al borde del mal.

Es tangible el abismo, y el final

muestra menú de escaso degustable.

 

Invoquemos aquel recuerdo amable.

Nos contiene rozando el ideal

cuando la alegría era natural

y la felicidad, algo esperable.

 

Ni la mente encontraba paredones

ni el cuerpo metrallaba su amenaza.

No crujían los goznes ni la rueda.

 

Hoy vamos del jardín de los perdones

a un árido y umbral coto de caza
 
donde somos la presa. Eso nos queda.



domingo, 10 de agosto de 2014

Oscar y su cartita

"Los cuerpos bellos son para el placer;
las almas bellas, para el sufrimiento"
anotaba Wilde en su testamento
de cárcel. Culpar por no enloquecer.

Tras tantas de ganar, las de perder
le tomaron la mano, y el lamento
lo lloró por escrito. Un hundimiento.
De profundis. Incendio sin arder.

Pataleo. Rosario de reproches
como perlas de aullido, como broches
de arsénico y alcohol, como reclamo

cifrado entre los cordeles del yugo.
El arte de elegir a su verdugo.
Paradoja de insultar con un "te amo".

viernes, 8 de agosto de 2014

Cal y arena

Si los éxitos son evanescentes
las derrotas no son acumulables
aunque suelan verter sus detestables
sedimentos en ánimos dolientes.

Como hierro adherido entre los dientes,
como sangre en el filo de unos sables
oníricos y antiguos, admirables
para ojos a otra cosa indiferentes

así mancha la sal de lo perdido,
una herrumbre que no es escandalosa
pero troncha ilusión y candidez.

Tampoco se acumulan el olvido,
las rosas del azar, la hora sabrosa,
el rumbo de los sueños, la niñez.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Etiología de rúbrica

Casi imperceptiblemente
sucedió. Hoy es un hecho.
Dejaron de estar enteros
los otros. No se les ven
esas máscaras de mármol
magnas, intimidatorias,
fragmentadoras de niños.
No están seguras sus voces,
titilan en la penumbra,
se agrietan en los diptongos.
Van mal armados, los otros,
a lo que ignoran. A todo.
A lo que temen. A todo.
Lo que desean les cruje.
Lo que detentan los triza.

Otrora nos comparábamos,
creíamos y padecíamos.
Esto de hoy no nos afirma.
Al otro lado del vidrio
en fragilidad extrema
cierta falta de contraste
nos esmerila la rúbrica
y quisiéramos fraguar
enjundiosos carnavales
para tener un respiro
de plumas y cartapesta
mientras Venecia se hunde
sin ti, pero con turistas
ávidos de gondolieri.

La vida por esa foto.

lunes, 4 de agosto de 2014

La multiplicación

Eran cinco mil hombres
sin contar las mujeres y los niños.
No más de cinco panes,
apenas dos pescados...
Pero todos llegaron a saciarse.

Hoy son miles de hombres
sin contar las mujeres y los niños
y más de cinco bombas
con todos los misiles
mas nunca llegaremos a saciarnos
aunque lloren los hombres
y lloren las mujeres y los niños
que viven de milagro
con el hambre de siempre.

viernes, 1 de agosto de 2014

Soneto con Adèle y Leopoldine

Retirando agua de las arenas
amadas antes, tan de mi verano.
Cuánto vacío cabe en una mano
si es que al fin callan todas las sirenas.

Cuánta arcilla hueca visible apenas
bajo barrancos donde muere el llano.
Alarido de gaviotas. Insano
antiguo correteo de las nenas

ahogadas o locas, como dos hijas
de Víctor Hugo, que quedaran fijas
en la herida inconsciente de la playa

y recitan mudas versos de bruma
a la dulce embestida de la espuma
que las cubre, las muerde, las desmaya.