sábado, 16 de agosto de 2014

De ayer a hoy


Gente de entonces, se nos tensó el cable.

El equilibrio es al borde del mal.

Es tangible el abismo, y el final

muestra menú de escaso degustable.

 

Invoquemos aquel recuerdo amable.

Nos contiene rozando el ideal

cuando la alegría era natural

y la felicidad, algo esperable.

 

Ni la mente encontraba paredones

ni el cuerpo metrallaba su amenaza.

No crujían los goznes ni la rueda.

 

Hoy vamos del jardín de los perdones

a un árido y umbral coto de caza
 
donde somos la presa. Eso nos queda.



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