Cuánta
alegría había
por entrar
en la ronda
de cintas
amarillas,
guirnaldas
encendidas,
trompetas y
tambores.
Risas
amplificadas
y lágrimas
artistas.
Murga,
pirueta, coro:
escándalo
sonoro.
Aplauso,
cotorreo,
vanguardia,
militancia.
Mucho por
conquistar
y poco que
temer.
Quizá el
fracaso, claro.
Temamos al
fracaso
pero no
reparemos
en la carpa
zurcida,
la ilusión arrugada
y el
argumento hueco,
ni tampoco
pensemos
que la
danza excedida
puede
espantar los pájaros
o hacer la
tierra estéril.
Murga,
pirueta, coro:
escándalo
sonoro
y al
costado, una hoguera
sin fuego
ni sustento.
Hay un
ballet perfecto:
dos pasos,
y el silencio.
No se
entregan panfletos
cuando
arrecia la lluvia.
Ayer, en bambalinas
se atascó
nuestra fe.
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