al P. Emiliano Pierini
Suena el
timbre. Es la ocasión
de
preguntarse quién es.
Con los
ojos no lo ves
y sí con el
corazón.
Firmeza en
la pequeñez
aunque se
caigan las llaves.
En
primavera, las aves
sabrán
llegar otra vez.
Cuando la
puerta se abra
no hay que
temer algo malo
ni esperar
el gran regalo.
Apenas una
palabra
pues el
regalo quedaba
en un
rincón olvidado.
Sin dinero
se ha comprado.
Valía más
que costaba.
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