El amor
puro es ese que pasó.
Ayer era un
enredo ingobernable
de celos,
frustración... Pero, es notable,
se fue la
sombra y el calor quedó
aunque es
de noche. Nunca amaneció
porque lo
tan deseable era indeseable.
El estallar
del vidrio no fue amable.
Directo
hacia los pies. Todo sangró.
Lo malo es
sólo la ausencia del bien
y todo es
bueno en restos de la ausencia.
La
evocación adula y santifica.
Hay un
cariño ya sin para quién.
El juicio permanece
sin sentencia.
No se
circula ni se rectifica.
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