Siglos y
siglos, campos españoles
araron mis
ancestros y los suyos.
Eran duras
la tierra y consonantes.
Así dura en
mi sangre anda la zeta
que se
pronuncia sola, si no es cierto
que en vena
me la escancian las abuelas
como
aquellos relatos de hambre y hielo
con que
ambas derrotaron a Walt Disney.
¿Hace falta
aclarar que no están muertas?
Ángeles,
cristiana, seca y austera
reza por
las mujeres y los pobres
y Gloria,
la cabrona blasfemante,
sigue
sumando cifras resentidas
en la foto, Corrada del Obispo, León
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