domingo, 25 de mayo de 2014

Con la maleta abierta


Dijiste que nunca te casarías.

Ni mascota ni hijos ni marido.

Yo no pude escuchar. Fue mi descuido.

Perro huérfano voy por faltas mías.

 

También se te escapó que me querías.

No del todo ni tanto o como pido.

Yo no pude esperar. Fue mi descuido.

Quizá debí regar lo que sentías

 

y no quedar así, de manos pobres

cruzadas en plegaria silenciada

con todas las ausencias por delante.

 

Parto. Las cartas mías y los sobres

vienen también. Y vos como si nada
 
me das tu abrazo frío. Ya es bastante.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquí estamos.