Quedar
pagando con vos es deporte.
Hoy
tontamente requerí consejo
y me diste
tu cara como espejo
indiferente
y roto. Tengo un corte
por
asomarme al vidrio. ¿Hay quien conforte
la roja soledad de mi entrecejo?
Inútil,
pobre, desolado y viejo
me hacés
sentir. Abono así el importe
que le cabe
a una abstrusa fantasía
desmantelada,
ni siquiera mía,
mas del
otoño que siguió al verano
como es
justo, deseable y natural.
Esta
derrota no me viene mal.
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