Fin de
ciclo. Las naranjas amargas
cayeron
tras el golpe de tormenta.
Su navideña
dispersión intenta
un sendero
distinto. Duras cargas
derivan
sobre el mar donde aletargas
tus
barquitos de cayote y de menta.
La lluvia
sigue con ritmo de imprenta
y deja todo
escrito. Sombras largas
esperan
nuevo sol para mostrarse
y
argumentar contrastes coloridos
acariciando
el pasto y su perfume.
Lo que pudo
enfermar, puede curarse.
Memorias
abrumadas van a olvidos.
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