sábado, 22 de noviembre de 2014

Agnosia

 
No sé por qué Dios siempre me habla tanto
cuando sabe que no presto atención.
No sé por qué me asomo a la canción
cuando la timidez me hiere el canto.
 
No sé de qué frutales me atraganto
cuando le lamo el borde a la pasión.
No sé por qué protesto en la prisión
cuando asemejo libertad y espanto
 
y en cambio sé de agujas invisibles
que descentran la luz en las pupilas;
sé con qué grito se mueren las lilas;
 
sé que las piedras quieren ser sensibles;
sé balbucir los poros de la historia
 
y sé el color del aire de memoria.
 
 
 
 
 

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