lunes, 10 de noviembre de 2014

Polar

 
Oso blanco, mi hielo se derrite.
Pierde color. Se va. Se resquebraja.
Este calor no sé de dónde baja.
No doy un paso ya. No hay a quién grite.
 
No puedo fantasear con el desquite.
No tengo rostro para quien me ultraja.
Quisiera ya hibernar en una caja
de estrellas frías, o de buen confite.
 
Los ojos se me escapan tras los peces
y no acierto a pescar. Hay unas aves
que me vuelcan su canto lastimero
 
y se hunden en el mar. Hay pequeñeces
flotando entre las algas, como llaves
 
de un reino que intenté pero no espero.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquí estamos.