sábado, 1 de noviembre de 2014

Moyen Age


 

 

Caballero cristiano se purga en la derrota.

Viene a saber entonces qué poco es lo seguro.

Viene a pensar qué necio es andarse con apuro.

Viene a sentir presencia que por el aire flota

 

sin darse a ver. La granada de humildad explota

entre sus vértebras, tras el golpe seco y duro

de la vergüenza. Después, un hormigueo puro

de alba interior hace costura a su carne rota

 

y a la cueva pequeña del místico se arrima

para dormir dos horas, comer unas raíces

y meditar. La nieve muerde sus pies desnudos.

 

Tan sólo un manto lánguido hay para echarse encima.

No queda ni el anhelo de otros días felices.
 
Estos son los verdaderos. Los de Dios. Los más crudos.




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