Pasado el
mediodía, hace dolor.
Parece que
el teléfono suspira
sin sonar.
Una lámpara que gira
rasguña por
el techo su escozor.
El silencio
no es puro, ni el sopor
que repta
hacia la noche y no la mira
porque la
teme. En el rincón transpira
una sombra
enmarañada en vapor.
Las palomas
arpegian la ventana
y traen
gris oscuro del asfalto.
La sirena
que chilla es muy lejana
y algún
avión que pasa va muy alto,
como los
filos de algún pensamiento
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aquí estamos.