martes, 25 de noviembre de 2014

Colón Colón



 

Con cierto rubor extra de niñez a destiempo

asomado a balcones de la casa faltante

escoltado en malvones y geranios de otrora

como los que mi abuela mimaba infatigable

me aferro a una esperanza que sin duda atardece.
 

Es la tierra que rota, no el astro que abandona

después del hundimiento de orgullo y carabelas.
 

Para eterno matrimonio de sal y mejillas

cuanto más alejado el mar, más salpica

sus espumas alzadas en furia matemática.

 
Impotencia marmórea de estatua derribada.




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