lunes, 2 de julio de 2018

Ejercicio de redondillas

Vino tu piel a la siesta
desordenando la cama.
Tu piel, que cuando me llama
es azúcar indigesta.

Pusiste los ojos verdes.
El color cambia a tu antojo.
Puede que yo fuera rojo.
Puede que no lo recuerdes.

El guion sigue tu capricho,
recrudece en cada hoja.
La voluntad se me afloja.
Me aplastarás como a un bicho.

Afuera campeó la bruma
su concepto del invierno.
De pronto me puse tierno
y sencillo. Todo suma

porque insisto y me divido
entre lo poco que dabas
y lo mucho que esperabas.
Siempre así, como al descuido.

Puede que al fin te perdone.
Puede que ya no te importe.
Puede que al fin te soporte.
Bastará que no razone

cuando relama tu hueco,
sabueso de tu sabor,
mendigo de tu calor,
resonador de tu eco.

La nostalgia nunca acaba,
tonto si no lo preví.
Fue más o menos así:
se acabó lo que se daba.






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Aquí estamos.