La tierra gira y empezamos a ver el sol,
sigue girando y lo perdemos de vista,
pero diremos el sol sale el sol se pone
con la oronda carga de mil antepasados encima,
y serà tan cierto como que estás conmigo
en mí y por mí y en toda madrugada
porque te veo y escucho y casi te acaricio,
de cuerpo ausente, sin calor ni wasapeo,
brillando a lo lejos como atardecer del campo
con tu caprichosa y consabida persistencia
que deja el suelo verde y le da cuerpo al aire
en tanto gigantes, columnas y tortugas
me sostienen el mundo.
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