Sólo la ausencia da sentir al tacto,
deja mis manos como las de un mimo
en la pared que es y que no es,
en el asombro de tu transparencia.
Quizás volando por sobre los mares
veas que los países son inventos
como la intimidad y las canciones.
Nada es concreto como un mal recuerdo.
Las pérdidas relumbran en racimos.
Esto es Berlín en el 45.
Palomas diarias, gaviotas nocturnas
y sol cansado para las mañanas
sin niño que haga juego en los escombros.
Rugen los tigres de la soledad.
Siempre el olvido da una tregua leve.
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