¡Qué bonito
mi jardín
con la rosa
de la angustia
florecida,
con su hilera
de espinas
alborotadas!
¡Qué
simpática mi fuente
con el agua
lagrimosa
efervescida,
con los peces
de las
bocas anzueladas!
¡Qué
prolijo mi ropero
de camisas
anhelando
cementerios,
de zapatos
lamentando
sus pisadas!
¡Qué
majestuosa mi cama
con espacio
para todos
los vacíos,
con los sueños
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aquí estamos.