Mi
compañera, como de otra especie
es el amor
que ejerce todo el día,
constante
ofrenda de su algarabía.
No hay
hombre que de darlo así se precie.
Mi
compañera: cuando el mal arrecie
que no me
falte a mí tu compañía,
tu
recibirme así, con alegría,
tu santo
don. Bendito quien lo aprecie.
Mi
compañera: cuando conversamos
tenemos que
inventarnos nuestro idioma
y puede
parecer que estamos locos.
Mi
compañera: sí, locos estamos
espantando
al curioso que se asoma
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