jueves, 17 de abril de 2014

Psicopatológico


Con mucho esmero, como una paciente vienesa,

desenrollaste la napa sedosa de tu histeria

hasta cubrir mis centros y mi periferia.

Yo me encendí de celos, como cierta condesa

 

y de un amor que, claro, a nadie le interesa

porque apenas de fobias se adorna la miseria.

Me puse algo obsesivo. Eso sí es cosa seria

cuando el dolor va libre y el alma queda presa.

 

Poco extraordinaria la sintomatología,

nada que destaque del común de los manuales

si no fuera por cierta perversa espada mía

 

ansiosa de incrustarse donde ya no hay cabales,

pinchando lo que en lengua vulgar llaman locura
 
y en jerga psiquiátrica, quizá, psicosis pura.

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